Por: Irene Rodríguez. Luego de una inmersión con la metodología de EL CUERPO QUE CREA en alianza con el proyecto «TE DOY UNA CANCIÓN» Cali, Colombia – 2021.
«Me mueve mucho, me expande mucho, sobre todo en esos espacios misteriosos, desconocidos e inexplorados, como si fueran otros planetas o mundos submarinos: los intersticios… Eso que no es médula ni hueso. El vacío en la porosidad del hueso y la piel, el espacio entre un tejido y otro, una fibra y otra…e ir abriendo camino, o iluminando con la varita mágica de la consciencia/atención, que allí hay respiración. Que allí hay potencial de vitalidad y poesía.
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Los trajes que uno usa para explorar el espacio exterior no son tan sofisticados como los de sumergirse en las posibilidades que tenemos para existir dentro de nosotros y {entre-nos-otros}…¿cómo se construye el hábito de explorarse, cómo se cultiva la curiosidad amorosa sobre sí? La consecuencia natural de explorarse y amarse es poder percibir ese proceso en el otro, quizás solo eso, darse cuenta que el otro está recorriendo un espacio infinito y está descubriendo su territorio poético/vital…quizás esa curiosidad amorosa se active también para otros y la palabra precisa para animarle a hacerlo surja espontáneamente.
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¿Ser niño es ser juego, movimiento? De qué otras maneras está presente el niño para interactuar consigo mismo y con otros?
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El aión tiempo del niño, tiempo de creación instantánea, de juego y plenitud no es un tiempo cronológico sino un estado del ser. Es más una vibración, atmósfera interna de posibilidades de relación con el mundo… Si esto es un estado al que se accesa, ¿se accesa solo a través del juego y el movimiento? ¿Cuáles serían las llaves a los portales de este tiempo del aión?»
IRENE RODRÍGUEZ Artista Multidisciplinar y Cantoterapeuta
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@laboratorioderesonancias